SICILIA

Si te gusta el arte, la historia, los paisajes bonitos y la buena gastronomía, no esperes más. Coge el primer avión, alquila un coche y recorre Sicilia. Se trata de uno de los lugares más maravillosos de Europa.

Por allí pasaron numerosos pueblos y culturas y todos dejaron su impronta. El resultado ha sido una inagotable riqueza histórica, cultural y artística.

Los fenicios y los griegos llegaron alrededor del año 1000 a.C. También fue romana, bizantina y bárbara. Entre los años 827 y 1092 fue árabe. Luego llegaron los normandos y Sicilia vivió momentos de gran esplendor.

Después perteneció a la casa Anjou hasta que en 1282 llegaron los temidos guerreros almogávares aragoneses que al grito de ¡Desperta Ferro! ¡Aragón, Aragón! echaron a los franceses de la isla.

En 1412 al morir el rey Martín de Aragón sin descendencia, Sicilia pasó a formar parte de Castilla y más tarde de España.

En 1713 mediante el tratado de Utrech España cedió la isla a la casa real de Saboya. Volvió a cambiar de manos para ser regida por los Borbones hasta que en 1860 Garibaldi desembarcó en Marsala donde fue recibido como el liberador de la opresión borbónica y así fue incorporada, Sicilia, al nuevo reino unificado de Italia. Es en esta época donde se situa la maravillosa novela Il Gatopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa. Te recomiendo que la leas durante tu viaje por Sicilia.

Guy de Maupassant visitó la isla en 1890 y se quedó maravillado. Uno de los sitios que más le llamaron la atención fueron las Catacumbas de los Capuchinos, en Palermo. Se trata de un cementerio donde los cadáveres en vez de estar enterrados se encuentran vestidos y expuestos a los visitantes. Entre los siglos XVII y XIX se puso de moda entre la nobleza siciliana ser momificado al morir por los monjes capuchinos, pagando una pingüe suma de dinero. Así la familia podía ver al difunto, hablarle y hacerle visitas como si estuviera vivo. Esta costumbre se terminó en 1920 cuando recibió el último y más famoso cadáver, la niña de dos años Rosalía Lombardo, también llamada la “Bella Durmiente” que había fallecido a consecuencia de una neumonía. Hay galerías donde sólo hay niños, en otras militares, también curas, otras llenas de mujeres…

…Voici les jeunes filles, les hideuses filles, en leur parure blanche, portant autour du front une couronne de métal, symbole de l’innocence. On dirait des vieilles, très vieilles, tant elles grimacent. Elles ont seize ans, dis-huit ans. Quelle horreur! (La Vie errante: La Sicile | Guy de Maupassant)

Otro de los lugares que impactaron a Maupassant fue el templo griego de Segesta. Es uno de los templos más bellos del mundo. Se encuentra emplazado en perfecto equilibrio con la naturaleza. Maupassant también dejó escritas sus impresiones: On sent, quand on voit ce paysage grandiose et simple, qu’on ne pouvait placer là qu’un temple grec, et qu’on ne pouvait le placer que là.

Palermo posee una belleza decadente. Para conocerla hay que perderse por sus calles, por sus mercados multicolores como el de la Vucciria o el de Ballarò sin dejar de estar atentos a las motocicletas que serpentean entre la gente que compra en los puestos donde uno puede encontrar todo tipo de alimentos: verduras, carnes, pescados… Lo que más llama la atención son las enormes cabezas de pez espada expuestas sobre los mostradores.

Palermo está repleto de arte y de arquitectura. Son imperdibles las iglesias Santa Maria dell’Ammiraglio, también llamada La Martorana y San Giovanni degli Eremiti (árabe-normanda) del siglo VI.

También hay que visitar la Opera dei Pupi, una representación mediante marionetas de poemas y romances épicos como, por ejemplo, La Chanson de Roland.

Otra joya artística es el Palazzo dei Normanni (siglo IX) sede de los reyes normandos de Sicilia.

Tampoco hay que dejar de subir al pueblo cercano de Monreale que se encuentra situado en lo alto de una colina vigilando la Conca d’Oro. Tiene una preciosa Catedral árabe-normanda del siglo XII.

Es imposible describir en un simple post todo lo que el viajero se va a encontrar en Sicilia. Maravillosos pueblos como Erice, antiguas ciudades como Siracusa, Catania o Taormina. Hermosos templos griegos en Agrigento y Selinunte. La villa romana más grande y mejor conservada del mundo en Piazza Armerina. Las islas de Mozia, Egadas, Eolias cuya isla más famosa es Stromboli. El imponente Etna… La lista es interminable.

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Comments (2)

  • Rubén García Cabo 7 años ago Reply

    Este post me ha hecho recordar esa maravillosa isla…gracias.

    Luis Valdés 7 años ago Reply

    Gracias Rubén. Y a mí al escribir sobre ella me han entrado ganas de regresar 🙂

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